Quien se tatúa sabe a lo que se enfrenta o debería saberlo, es su responsabilidad.
Parece algo estúpido quejarse de que la gente te mire, quejarse de que te ven de otra forma, que eres diferente, que te pregunten cosas "tontas" y ¡pues sí! Eres raro, un espécimen curioso a los ojos de mucha gente, llamas la atención, causas duda, espanto y a veces repulsión, pero no es por tus tatuajes, es por la naturaleza juiciosa que todos tenemos hacia algo... Muchos, a los tatuajes.
Todos y cada uno hemos sido "discriminados" por otra persona porque simplemente no pensamos igual y muchas veces es una pérdida de tiempo pensar, tratar de explicar o quejarte porque alguien es diferente.
Lo que piense alguien más no importa, no hay nada que hacer cuando se trata de juicios y habladurías, mientras nadie se meta contigo físicamente, te agreda de verdad, pueden hacer lo que quieran, critiquen, juzguen, alaben o aplaudan... La individualidad es nuestra mayor virtud, no la echemos a perder tratando de que alguien más sea como nosotros.
Si alguien no te quiere por como te ves, por como piensas, por como eres, ¡pues ni modo! Muchas veces las minorías se apartan solas, ponen sus propias barreras y son los primeros que hacen el conflicto.
Cada quien debería de hacer lo que se le plazca por el sólo hecho de existir. La plenitud para alguien puede ser una sesión de yoga, para otro un concierto masivo, un lindo arreglo de uñas o un tatuaje. Es lo dulce de poder elegir.
Fotos: Mallori
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