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Entre la vieja usanza del flash y el robo del diseño…

Foto del escritor: TatuArte en la pielTatuArte en la piel

Actualizado: 26 feb 2024

En el pasado, en los primeros pasos del tatuaje que podemos llamar moderno, lo más común al entrar en una tienda de tatuaje era elegir uno de los cientos de imágenes que normalmente adornaban las paredes del establecimiento y obtener así nuestro tatuaje. Era lo más común, no era mal visto ni criticado, los flashes podrían haber sido hechos por los mismos tatuadores de la tienda o haberlos adquirido en algún otro lugar u otros tatuadores.

Foto: Great Lakes Tattoo, Chicago.


Con la evolución del tatuaje, todo tipo de personas se empezaron a involucrar y esto hizo que cada vez hubiera más ideas, estilos y por supuesto, propuestas propias, creaciones únicas que le dieron a este oficio una nueva y diferente forma de expresión, la artística. Hoy podemos ver que el tatuaje ha alcanzado niveles increíbles, alcances estéticos que además de un significado, presumen belleza.


Es por esto que debemos diferenciar lo que es tomar como referencia a un artista, reproducir un flash, que para eso está hecho; de la falta de creatividad y oportunismo de muchos tatuadores que lo único que buscan es cobrar.


Como consumidores de tatuaje debemos preguntarnos ¿qué es lo que queremos hacernos? ¿cuál es nuestra idea de llevar una marca en la piel?, porque todo es válido, pero no todo es valioso. Si te gusta un diseño que ves en una revista, en internet, lo ideal sería que buscaras al artista que lo hizo y él te lo tatuara, pero en muchos casos es imposible. Así que investiga, nútrete del tema y busca alguien que pueda, no reproducirlo, sino reinterpretarlo.


Hay diseños hechos exclusivamente para una persona, con sus ideas, su propio significado y esto se une al talento del artista, éstos son los que no deberíamos copiar, por respeto, por ética, por el orgullo de la persona que lo porta y sobretodo, porque traerías en tu piel una historia ajena.


Así que tú decides qué tatuarte, tu historia o la de alguien más. Y como tatuador también, tú decides si sigues reproduciendo, creando, proponiendo o robando las ideas de los demás, porque en el tatuaje, sí, todo se vale.



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