Todavía no es el momento de agarrar la máquina...

En el tatuaje hay un momento para todo, y aunque las ganas muchas veces llegan antes que el criterio, hay una verdad que pocos se atreven a decir de frente... no todos los que tatúan deberían estar tatuando todavía.

No porque no tengan potencial, sino porque no han hecho el trabajo previo, porque no han estudiado, no han dibujado lo suficiente, no entienden la piel, no saben de composición, de anatomía, de contraste, de línea, de sombra, ni siquiera de sombra mal hecha, porque hay errores que ni eso son.

Y sí, en internet cualquiera puede subir su tatuaje esperando consejos, likes o aplausos fáciles, pero la realidad es más dura: una foto no es suficiente para entender lo que está mal, y un consejo en línea jamás podrá sustituir la guía de alguien que te vea tatuar en vivo, que escuche tu máquina, que vea tu trazo, que note tu nervio o tu necedad. Porque esto no se trata solo de poner la máquina y empujar sobre la piel, se trata de entender por qué, cómo y cuándo.

Cuando ves un tatuaje que está mal en todo, como el de esta imagen: mal diseño, mal centrado, líneas abiertas, composición desbalanceada, letras deformadas, sombras que no son sombras, fondo que no es fondo, tinta que no pigmentó, piel dañada, lo único que se puede decir con honestidad es: aún no es el momento, no es crueldad, es responsabilidad.

Tatuar no es para probar suerte, es para quienes se toman en serio el proceso, para quienes saben que antes de prender la máquina hay que entender todo lo que implica el acto de tatuar. Dibujar mil veces, practicar en papel, en frutas, en piel sintética, observar, estudiar, ver a otros tatuar, cuestionarse, frustrarse, mejorar.

Y si aún así decides hacerlo sin estar listo, que al menos lo sepas... no estás haciendo tatuajes, estás marcando errores. Y cada error se queda para siempre en la piel de alguien.