Me he dado cuenta, gracias a la fuerza que hoy tienen las redes sociales, la gran cantidad de tatuadores que nacen día a día, buenos, malos y malísimos, he llegado a la conclusión de que esto pasa gracias a que la gente no sabe, no se informa y termina haciéndose lo que ve en Internet.
Parece contradictorio, pero un país que tiene cultura por el tatuaje, tiene menos oferta de tatuadores, pues en estos casos sí impera la "ley del más fuerte", la del talento, en este caso.
Así que los que menos tienen la culpa son los tatuadores que nacen por simple curiosidad o porque alguna maniobra del destino los puso ahí, hoy hay gran demanda y existen miles de tiendas porque hay miles de personas que sólo buscan la estrellita, las gaviotas, la pluma... Y eso es un negocio. No está mal, ni para los clientes ni para los que lo hacen, pero es algo que a la escena del tatuaje poco aporta.
El tatuador decidirá de qué lado ponerse en este mundo lleno de competencia, los que prevalecerán son los que no piensan en primera instancia en hacerse millonarios, acuérdense de esto.